Dragón y tigre
El dragón es la figura mítológica más paradigmática de China. Desde la antiguedad, las cosmologías de los habitantes primitivos de China (especialmente en el área del reino de Chu) relacionan el dragón con el inicio del mundo. Los movimientos de esta criatura son un vínculo entre el Cielo y la Tierra; su asociación con el agua hacen que el dragón pueda aparecer escondido en las profundidades de los ríos o en las nubes, reforzando el vínculo Cielo-Tierra. Además, fue asociado fuertemente al emperador y por lo tanto es un simbolo del poder y el conocimiento, asociado con la energía yang.
Si bien su imagen aparece en tumbas o palacios desde mucho antes, la pintura de dragones en tinta comienza a perfeccionarse durante la dinastía Song. El pintor Chen Rong de este período destaca por la cantidad de pinturas con este motivo; su pintura "Nueve dragones" es una de las más importantes con este motivo en toda la historia.
Imágenes de "Nueve dragones" de Chen Rong
Japón también adoptó la representación de dragones, pero éstos suelen representarse con 3 garras (a diferencia de los chinos que los suelen representar con 4 o 5). Si bien la pintura de dragones exige gran detalle (proporcione, dibujo de escamas, detalles, etc.) hacia finales del período Edo, Nagasawa Rosetsu pintó un dragón difuso entre la lluvia.
Nagasawa Rosetsu "Dragón y Luna en la lluvia"
En oposición al dragón, el tigre no es sabio ni se lo asocia con ninguna nobleza refinada; es la imagen de lo salvaje o institivo. Por esa razón es asociado con la energía yin. Su oposición al dragón es por extensión una asociaciado con una rebelión contra el poder imperial. El hexagrama 49 del Yi Jing representa la revolución, sus lineas son asociadas con el tigre. Por eso fue frecuente representar a los dos enfrentados. El poeta chino Yu Xin escribió un poema "暗石疑藏虎,盤根似臥龍" (Detrás de la roca en la oscuridad talvez se esconde un tigre, y la raíz torcida gigante parece un dragón) que refiere a una situación en la que hay gente talentosa que pasa desapercibida de sus talentos; dicha expresión sirvió para el nombre de la película "El tigre y el dragón" en la que grandes maestros en artes marciales se encuentran infiltrados en los palacios reales.
Como en la isla japonesa no hay tigres, los pintores solían usar gatos como referencia para sus pinturas, lo cual puede notarse en algunas de las poses en las que aparece; de hecho algunos pintores tenían la falsa creencia de que el leopardo era la hembra del tigre, y suelen dibujarla a su lado siendo protegida por éste (ver por ejemplo: Kanō Sanraku "Tigres y dragon", Kaihō Yūsetsu, "Dragon y tigre con leopardo" y Anonimo, "Tigres y leopardo").
Chen Rong "Tigre y dragón"
Kano Takanobu "Dragón y tigre" (en esta pintura japonesa el tigre parece tomar posición de una gato jugando; el dragón tiene tres garras a diferencia del anterior)
Sesson Shukei "Tigre y dragón"
Jifei Ruyi (en japonés: Sokuhi Nyoitsu) "Tigre y dragón". El autor de esta pintura fue uno de los primeros practicantes de la secta de budismo chan/zen llamada obaku; de hecho, emigró a Japón para fundar un templo de esa secta.